Opinión

Vacunación electorera…

Si alguna duda existía aún de que el gobierno intentará convertir los comicios de junio en una suerte de elección de Estado, con miras a garantizarse un triunfo que le permita mantener el control mayoritario en el Congreso federal y ampliar el número de gobiernos estatales y/o municipales bajo su control, la explícita decisión de involucrar a los llamados Siervos de la Nación en el proceso de aplicación de la vacuna contra el covid-19, dejando de lado la estructura de salud tradicional, acabó por aclararla…

Consciente de la práctica imposibilidad de ir a la estratégica elección intermedia con un partido unido y medianamente estructurado al menos, y del difícil momento en que se encuentra el país en lo que a salud y economía, seguridad y vigencia del Estado de derecho se refiere, la administración de Andrés Manuel López Obrador apostará entonces por abrir espacios para la (ilegal) intromisión intermitente del tabasqueño en el proceso y, en el extremo, para mover los “resortes clientelares” en que ha convertido los onerosos programas sociales para allegarse la mayor cantidad de votos posible. En ese marco, la inoculación de la vacuna de la que, hasta ayer al menos, México no había recibido 100,000 dosis siquiera, le vendrá, literal, “como anillo al dedo”…

¿Que no? Cómo explicar entonces que el gobierno federal pretenda integrar a poco más de 20,000 equipos —con tres beneficiarios de programas sociales (clientelares), dos “voluntarios”, cuyo origen no se aclara, tres militares y dos profesionales del sector salud— para que sean ellos los que, en los mismos pabellones donde periódicamente se distribuyen las dádivas oficiales a personas de la tercera edad, madres solteras y/o ninis, por ejemplo, se aplique la vacuna… conforme, claro, a un padrón construido bajo la acuciosa mirada del impresentable “operador” Gabriel García Hernández, alguno de sus (también impresentables) “superdelegados” o de los miles de subordinados —activistas político-electorales a sueldo, en realidad— de éstos.

Pensar que éste es un operativo diseñado para subsanar carencias del sector salud —heredado o no de regímenes anteriores— donde existe evidencia sobrada de capacidad para aplicar entre 8 y 10 millones de vacunas cada mes, es querer ocultar lo que está a la vista: la decisión del gobierno de la 4T de subsanar la inoperatividad de Morena, el partido-gobierno, y la cada vez más clara incapacidad de sus “obsequiosos” dirigentes, encabezados por Mario Delgado, para atender al reto que plantea la más amplia, compleja y, sin duda, trascendental elección de los últimos años, con una operación de Estado.

No querer ver lo que está en ciernes ayudará poco a resolver los crecientes riesgos que, no es difícil advertir, amenazan el futuro de la nación…

 

ASTERISCOS

* Claro y revelador mensaje el que, ante lo ocurrido en Washington, en el marco de la calificación final de la elección de Joe Biden, externó el panista gobernador Francisco García Cabeza de Vaca: “El voto de los ciudadanos y el proceso democrático (en EU) deben ser respetados. La violencia nunca será el camino para sustituir el mandato popular, las urnas y el sufragio”…

Veámonos el domingo con otro asunto De naturaleza política.

Por: Enrique Aranda

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