La sociedad civil, rumbo a la COP26.
Si todos los gobiernos nacionales aceptan que está por cerrarse la ventana de oportunidad para evitar el calentamiento del planeta por arriba de los dos grados centígrados y reconocen que no pueden solos, pues es urgente acelerar las acciones para frenarlo, entonces las generaciones del presente y futuro tendrán una vida menos hostil.
La ciencia dice que el más grande de los retos de la humanidad es el cambio climático, por lo cual debe abordarse desde una perspectiva transversal, porque ni uno sólo de los ámbitos se salva de los impactos de la inestabilidad del clima. Y los gobiernos están obligados a dar el mayor de los esfuerzos en la implementación de políticas públicas de mitigación y adaptación. De ahí la urgencia de conciliar el desarrollo económico con el aprovechamiento sustentable de los recursos del mundo natural.
Para lograrlo se requiere la participación absoluta de la gente, la academia, las empresas e industrias, así como de los organismos de la sociedad civil (OSC), porque todo aquello que se haga o deje de hacer repercutirá, para bien o para mal, en los próximos años.
Para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, las OSC y los movimientos sociales juegan un papel fundamental para acabar con la pobreza, poner fin al hambre, reducir la desigualdad, educación de calidad y acción por el clima.
La crítica constructiva y propositiva a partir de los datos y de los hechos suma tanto como la presión para la mejor toma de decisiones. A lo largo de los últimos años, los OSC con alcance internacional no sólo han demostrado compromiso con la protección y cuidado del ambiente o elaborado investigaciones sobre el estado que guarda el mundo natural, también han mostrado fuerza participativa en el diseño de políticas ambiental y climática, como lo hacen World Resources Institute (WRI), World Wildlife Fund (WWF), C40 Cities, Climate Transparency Initiative, Environmental Defense Fund y Climate Action Tracker, entre otras.
México no se queda atrás en materia de OSC especializados en ambiente y cambio climático, los cuales han hecho aportaciones en el diseño de leyes y reglamentos, instrumentos jurídicos, fiscales y normativos; construcción de alianzas, así como análisis de cómo va el país, en qué se ha estancado y qué más puede hacer. Iniciativa Climática de México (ICM) es uno de esos OSC y su misión es: “Canalizar la política climática internacional a nivel nacional y de ciudades para reducir las emisiones de gases y compuestos de efecto invernadero y para promover el crecimiento bajo en carbono” de nuestro país.
Y como la próxima 26 Conferencia de las Partes a llevarse en Glasgow, Escocia, del 1 al 12 de noviembre, es quizá la más importante de la historia, Iniciativa Climática México, durante 12 semanas, estará publicando semanalmente Rumbo a la COP26, donde abordará los temas más sobresalientes y los pendientes y, así, comprender la importancia de la cumbre climática.
Entre los pendientes del Acuerdo de París, ICM destaca: incrementar la ambición de las metas de reducción de emisiones de los países; impulsar una meta universal de neutralidad de carbono hacia 2050; alcanzar un mejor balance en la atención al tema de adaptación; concluir el programa de trabajo sobre los mercados de carbono; cerrar la brecha de financiamiento climático para países en desarrollo y asegurar instrumentos de reporte y transparencia climática.
Las metas de México en el Acuerdo de París son otro de los temas abordados y resalta que, si bien México en 2015 entregó sus Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC, por sus siglas en inglés) con un compromiso de reducir las emisiones de GEI en 22% antes de 2030 respecto a la línea base de emisiones, en 2020 cumplió con la entrega de las NDC revisadas, pero sin haber incluido una mayor ambición en la mitigación.
Un tercer tema abordado hasta el momento es el de la transparencia climática y su importancia. Esto es, saber con exactitud el volumen y la naturaleza de los GEI de cada país y reportarlo, pues se trata de una obligación estipulada en el Acuerdo de París.
El aporte de los OSC enfocado a la acción climática en estos momentos es más que indispensable, más cuando sigue habiendo gobiernos negacionistas del cambio climático, con visión arcaica y aferrados a los combustibles fósiles, que sin argumentos ponen mil y una trabas al desarrollo de las energías renovables. Por algo dicen que de la unión nace la fuerza. Y hoy se requiere la de toda la sociedad y sus organizaciones.
Escribe: Lorena Rivera / Excélsior