La industria médica fabrica equipos más reciclables.
Empresas como Siemens Healthineers buscan lograr emisiones netas cero para 2050, con una reducción del 90% en las emisiones de Alcance 1.
Aunque estos desperdicios no se actualicen tan rápido como sucede con un smartphone o una computadora, deben tener un cuidado especial, pues se tratan de productos que en ocasiones tienen materiales que no se pueden reusar. Por ello la industria empieza a cambiar este enfoque, tanto en el hardware, como en el software.
“En México y en toda Latinoamérica, el ciclo de vida de los productos es mucho más largo. La adopción de nuevas tecnologías tarda más, los equipos se utilizan mucho más años, por ello, nosotros estamos haciendo upgrades o actualización tecnológica para extender esa vida útil, además de usar materiales que puedan ser reutilizados”, señaló en entrevista, Alejandro Paolini, director general de México y el Caribe en Siemens Healthineers.
Esto significa ir contra la obsolescencia programada que existen en otras verticales de negocio de electrónicos, en el que las actualizaciones de sistemas operativos hacen que miles de equipos cada año dejen de funcionar de manera ideal.
Dentro de su reporte más reciente, la compañía de origen alemán se compromete a lograr emisiones netas cero para 2050, con una reducción del 90% en las emisiones de Alcance 1 y 2 para 2030. Además, busca aumentar los ingresos circulares a través del reciclaje y reutilización de materiales, promoviendo una economía circular en su cadena de valor.
La implementación de un programa de reutilización y reciclaje requiere establecer alianzas con empresas especializadas en recuperación de materiales y fomentar la capacitación del personal hospitalario para una correcta segregación de residuos desde su origen. Esto no solo reduce el impacto ambiental, sino que también optimiza recursos económicos y fortalece las políticas de sostenibilidad del sector salud.
Algunos de los materiales que pueden reusarse de este tipo de industria son oro y plata y platino, además de plásticos, vidrio e incluso baterías.
En términos regulatorios, en México existen normas específicas como la NOM-087-ECOL-SSA1-2002, que detalla los procedimientos para clasificar, recolectar y disponer de estos residuos peligrosos en instituciones de salud. Sin embargo, su implementación requiere un compromiso institucional.
Por otro lado, la Organización Mundial de la Salud alerta que las prácticas inadecuadas de eliminación de residuos electrónicos, como la quema al aire libre o la lixiviación ácida, no solo afecta a la salud de los trabajadores involucrados, sino también a niños y mujeres embarazadas, quienes son los más vulnerables a los contaminantes liberados en el proceso.
Paolini además destaca que otra misión que tienen es impactar a 3.3 mil millones de pacientes para 2030, incluyendo 1.25 mil millones en países de ingresos bajos y medios en torno a sistemas y programas de salud, con el fin de democratizar el acceso a servicios con tecnología de punta.
Por: Eréndira Reyes