El PRI apenas sobrevivió.
Le rehúyen a la palabra “fracaso”, pero la tristeza se refleja en sus rostros. ¿Cómo explicas la pérdida de ocho gubernaturas? –plantea Dulce María Sauri– ¿Cómo es que apenas unos cuantos distritos se ganaron? ¿Cómo es que en Sinaloa, donde el gobernador Quirino Ordaz está tan bien evaluado, no se ganó ni un distrito?
Las interrogantes se suman. Las dudas y los señalamientos lo mismo provienen de la exdirigente del tricolor que de varios más de sus compañeros de partido. Unos más dolidos que otros, pero en algo coinciden: no fue una catástrofe para el PRI, pero apenas sobrevivió.
Sobre la apuesta de su dirigente Alejandro Alito Moreno, de haberse aliado con el PAN y el PRD, consideran que sólo les hubiera ido peor; que sin el PRI no se hubiera logrado la alianza con la que se recuperó la Ciudad de México, y que la lección mayor es que sí es posible vencer a Morena.
Empero, la mayoría no ven a Alito con respeto. Y desde su perspectiva, esta elección lo debilitó. Tanto que alardeaba de saber ganar elecciones y ni siquiera triunfó en su estado, Campeche. En el mejor de los casos, la gubernatura se dirimirá en tribunales, si no es que se lo queda Morena.
Se desmoronó como dirigente nacional, al grado de que no pocos de sus compañeros piensan que debería renunciar por dignidad.
En cambio, buenas cuentas entrega Alfredo del Mazo. El gobernador del Estado de México se reposiciona en el PRI en esta elección, al igual que el mandatario de Coahuila, Miguel Ángel Riquelme. Ellos dos se convierten en factores de poder rumbo a 2024 en el Revolucionario Institucional. Tanto en el partido como en la Cámara de Diputados, donde tendrán una bancada fuerte. En San Lázaro habrá que ver si Alito cumple con la alianza que firmó con el PAN y el PRD –muy probablemente él se convertirá en el coordinador de la bancada priista– o si se alía con Morena llegado el momento.
Claro, faltaría ver si se lo permiten sus propios compañeros. No hay que perder de vista que Del Mazo y Riquelme tendrán una bancada fuerte. Alito o quien quiera que sea el coordinador del grupo parlamentario, estarán muy lejos de ejercer una coordinación al estilo de César Camacho.
Desde el punto de vista de Sauri, el priismo tendrá que definir en primera instancia qué quiere: si ser el hermano de la alianza (PRI-PAN-PRD) o ser el hermano de Andrés Manuel López Obrador.
Nos parecemos tanto a Morena que nos vamos a disolver si optamos por unirnos a ellos, advierte.
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GEMAS: Obsequio para AMLO del excandidato presidencial del PAN, Ricardo Anaya: “Presidente, ¿cómo está? Permiso concedido para que se tome su caguama. Yo me estoy tomando una Victoria aquí en el poniente de la CDMX, y posiblemente me tome otra en Querétaro. Y feliz, feliz de que ya no tienen mayoría para desaparecer al INE. ¡Salud! Nos vemos en el 24”.
POR: MARTHA ANAYA
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