El Día Cero.
El grave problema de la escasez del agua es resultado no sólo de un fenómeno natural, sino también de factores políticos y sociales.
El grave problema de la escasez del agua es resultado no sólo de un fenómeno natural, sino también de factores políticos y sociales.
En el 2015, habitantes de una ciudad empezaron a vivir las consecuencias del cambio climático; a la par, ignoraron la recomendación de crear plantas de tratamiento de aguas residuales, no se preocuparon en buscar nuevas fuentes de abasto, ni establecieron mecanismos para la captación del vital líquido; siguió el consumo inmoderado y la excesiva urbanización, además de cometer errores gubernamentales al politizar el problema en lugar de buscar soluciones.
¿Les parece conocida la historia? No me refiero a Monterrey y su zona conurbada, sino de Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, que desde hace varios años enfrenta una prolongada sequía.
2018 fue uno de los años más críticos. Las autoridades informaron como inevitable el día cero. Cerrarían de manera definitiva el suministro de agua. El miedo se respiraba en las calles, estaban a un paso de ser la primera ciudad del mundo en quedarse sin agua.
Entonces tomaron conciencia. Población y gobierno evitaron a toda costa la llegada de ese día con grandes proyectos, como la construcción de plantas desalinizadoras, perforaciones de pozos, rondines de patrullas antirrobo de agua, campañas publicitarias no politizadas, a la que se sumaron artistas con sus melodías más famosas a las que cambiaron sus letras, haciendo alusión al cuidado del agua; pausaron los nuevos desarrollos inmobiliarios, instalaron sistemas de captación de agua de lluvia, redujeron las fugas en la red de distribución, colocaron válvulas reductoras, regularon a los revendedores de agua embotellada, pidieron apoyo de investigadores y científicos para encontrar soluciones, entre otras acciones en la que se involucró a toda la sociedad.
Ciudad del Cabo actualmente sigue enfrentando problemas con el agua, pero ese año en particular el día cero no llegó y esas grandes inversiones en infraestructura, que aún continúan, están haciendo un cambio real.
Es una historia similar a la nuestra, pero aquí el día cero ha sido el pan de cada día para muchas colonias y familias que no cuentan con una sola gota de agua para lo más esencial y han recurrido a extraer agua de los regadores en parques o de los ríos, poniendo en riesgo la salud.
Quizás con la experiencia de Ciudad del Cabo podamos encontrar algunas respuestas para enfrentar nuestra crisis hídrica.
Sin duda, ¡saldremos adelante!, pero necesitamos la participación de todas y todos: población, gobiernos, expertos, investigadores, empresarios. Ocupamos la solidaridad de las empresas que cuentan con pozos, así como hacer inversiones que sí den resultado, respetar los horarios de los cortes y el reparto equitativo, así como adoptar una cultura para el uso racional del agua, pero, sobre todo, urge ver en marcha las inversiones que den certeza a corto, mediano y largo plazo.