Diálogo y democracia, el proyecto en Uruguay.
En un país que atravesó la crudeza de la dictadura militar, el discurso conciliador de Orsi ha sido un bálsamo.
AFP 02 Diciembre de 2024.- Uruguay viró a la izquierda al elegir a Yamandú Orsi como su próximo presidente pero, ajeno a la polarización que crispa los ánimos en Latinoamérica, apuesta al diálogo para encarar los retos que tiene por delante.
Sin embargo, en los comicios que se celebraron el pasado domingo en el país sudamericano había algo más en juego: la figura del icónico José Mujica y si los uruguayos le darían el espaldarazo a su proyecto político al votar por el Frente Amplio.
Ante esa visión, el triunfo de Orsi da un respiro al exmandatario Uruguayo, luego de que, en 2019, miró cómo Luis Lacalle Pou lograba triunfar en las elecciones con un proyecto de centroderecha.
En Uruguay, todavía está muy presente que la dictadura fue precedida por episodios violentos, muy desagradables de izquierda y de derecha, por un clima de polarización que nos hizo mucho daño y que tuvo como epílogo el golpe de Estado”, explicó Adolfo Garcé, profesor de la Universidad de la República, en Montevideo, por lo que el regreso de la izquierda al país implicará un proceso de entendimiento entre fuerzas en la que es considerada la democracia más sólida de América Latina.
*Yamandú Orsi visitó a José Mujica en su casa.
UN GOBIERNO PARA TODOS
El domingo pasado, Orsi ganó una cerrada contienda, en la que prometió gobernar para todos. “Entendamos: hay otra parte de nuestro pueblo, que como nosotros hace un tiempo hoy están con otro sentimiento. Esa gente también nos tendrá que ayudar a construir un país cada vez mejor. A ellos también los precisamos”, dijo hace una semana, cuando logró quedarse con la presidencia.
En Uruguay no hay dos partidos, pero sí dos grandes bloques: por un lado, la coalición republicana liderada por el Partido Nacional de Lacalle Pou, que incluye al también fundacional Partido Colorado y a grupos menores; y por otro, el izquierdista Frente Amplio, que nació en 1971 y en 2005 llegó al poder, que mantuvo hasta 2020.
La existencia de dos partidos con iguales posibilidades de ganar hace que no haya incentivos para “posiciones extremas” o “promesas demagógicas”, continuó Garcé. “Por eso, los dos grandes bloques moderaron mucho sus propuestas”.