Derrota para presidencia y gobernación.
Fue un desgaste inútil de los negociadores de Morena. Contumacia del lado de la Secretaría de Gobernación. Su incredulidad –o su ingenuidad política– los llevó a exhibir aún más su derrota y quien terminó recibiendo un descolón fue el propio Presidente de la República.
Pero además, durante las tres horas que los morenos pasaron argumentando el porqué de la necesidad y urgencia de un tercer periodo extraordinario de sesiones (para aprobar la ley reglamentaria sobre la revocación de mandato), fueron incapaces de convencer. Y no sólo a la oposición.
En cuanto al juego de fuerzas, desde antes de que comenzara la sesión de la Permanente era claro que Morena y sus aliados (PVEM, PT y PES) no alcanzarían la mayoría calificada, pues del bloque de contención (PAN, PRI, MC y PRD) no faltaba un solo diputado y todos votarían en contra de la petición de López Obrador. El resultado sería el que vimos a las cinco de la tarde: 24 votos a favor y 13 en contra de realizar el periodo extraordinario.
No se alcanzó la mayoría calificada. Y como sentenciaría el presidente de la Mesa, Eduardo Ramírez: Archívese como asunto concluido.
Un error, sin duda, haber insistido en la sesión de ayer. Error, al menos, para Olga Sánchez Cordero, que quedó bailando, con las manos vacías, sin lograr su cometido en su primer lance conduciendo los hilos de la relación gobierno federal-congreso federal y congresos estatales.
“Triunfo” –así, entrecomillado–, de Ricardo Monreal, frente a sus adversarios internos. Para unos, demostró que tuvo razón al advertir que no había condiciones para sacar adelante el tema de la revocación en este periodo. Para otros, el zacatecano demostró que sin su propia participación y cabildeo –así se tratara de deseos presidenciales– no había manera de ganar.
Pero más allá de las luchas partidarias internas y de las zancadillas entre unos y otros grupos de Morena, lo ocurrido ayer y antier frente a diputados y senadores de la Permanente, dio una probadita las dificultades que enfrentará el Presidente de la República para sacar adelante algunas de las reformas que ha anunciado, como la política-electoral.
Por supuesto que en Palacio Nacional no están mancos. También harán lo propio para inclinar el tablero a su favor. La guerra ha sido declarada.
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GEMAS: Obsequio de Enrique Márquez, exdirector de Diplomacia Cultural de la cancillería: “No soy partidario de incursionar en los espacios malsanos de la miseria política que parece querer apoderarse del país y, específicamente, de los espacios de la cultura. La guerra en redes sociales que ha activado Pedro Salmerón, un furibundo militante que es escuchado por el poder, ha encontrado, desde el día de ayer, un significativo eco y no deja de ser un elemento que explica mi renuncia”.
POR: MARTHA ANAYA / El Heraldo de México