Opinión

Daños y pérdidas climáticas: otra justicia pendiente

Sin embargo, las negociaciones de la Conferencia de las Partes (COP) en su edición 27, a llevarse a cabo del 6 al 18 de noviembre en Sharm El Sheikh, Egipto, podrían ser complicadas.

La humanidad ha estado moviéndose en la dirección equivocada y la COP27 debería ser el espacio para rectificar el camino, pues es urgente impulsar y hacer realidad la acción climática, más cuando no hay región del planeta que no haya sido afectada por inundaciones repentinas, sequías, incendios o desplazamientos masivos de personas.

Sin embargo, las negociaciones de la Conferencia de las Partes (COP) en su edición 27, a llevarse a cabo del 6 al 18 de noviembre en Sharm El Sheikh, Egipto, podrían ser complicadas, pues uno de los temas clave en la agenda será el de pérdidas y daños, además de lograr una reducción real de emisiones de gases de efecto invernadero, así como lograr el financiamiento para el clima de 100 mil millones de dólares (o más) anuales.

No debe confundirse el financiamiento para el clima con pérdidas y daños, pues el primero es la bolsa que los países ricos —los más contaminantes— prometieron y no han cumplido desde 2020, con los más pobres para luchar contra la crisis climática. Sin duda, el financiamiento es una prioridad para las naciones en desarrollo, porque sin éste no podrán mitigar ni adaptarse al cambio climático.

Mientras que pérdidas y daños (Mecanismo Internacional de Varsovia para las Pérdidas y los Daños asociados a los Impactos del Cambio Climático) significa compensar a los países más vulnerables por desastres relacionados con el clima, como lo han padecido, por ejemplo, naciones insulares (inundaciones, erosión, aumento del nivel del mar, etcétera). Además, son las menos responsables y menos preparadas para afrontar las crecientes catástrofes climáticas.

Pero en la COP26 de Glasgow, Estados Unidos, China y la Unión Europea rechazaron crear ese fondo de pérdidas y daños.

De hecho, desde hace por lo menos tres décadas, de acuerdo con Carbon Brief (sitio web con sede en Reino Unido), las pequeñas naciones insulares sonaron la alerta sobre el cambio climático por el temor de “un futuro en el que sus comunidades y hogares se vean envueltos por el aumento del nivel del mar… Desde el momento en que diplomáticos y líderes se reunieron por primera vez en la ONU, a principios de la década de 1990, para discutir el tema, estos Estados empezaron a pedir ayuda para lidiar con las pérdidas y daños relacionados con el clima”.

En vez de hacer eco al llamado en ese tiempo, los países más industrializados se apoyaron en los combustibles fósiles para ser económicamente más fuertes y, pese a los compromisos adquiridos con la adhesión al Acuerdo de París en la COP21, hoy existe una brecha entre las naciones desarrolladas y pobres debido a la reticencia de un financiamiento por pérdidas y daños.

Hablar de pérdidas y daños conlleva a voltear atrás y evaluar los impactos climáticos en naciones menos contaminantes. Para no ir muy lejos, veamos a Pakistán, que es uno de 10 países que, colectivamente, son responsables de tan sólo 1% de las emisiones de carbono, mientras que los del G20 lo son del 80 por ciento.

Este país asiático sufrió recientemente inundaciones catastróficas, más de mil muertes, miles de hogares destrozados y 15 millones de personas podrían pasar a la pobreza.

Por eso, compensar por pérdidas y daños es también un asunto de justicia climática.

La semana pasada, Madeleine Diouf Sarr, presidenta del grupo Países Menos Adelantados —compuesto por 46 países responsables de una pequeña fracción de las emisiones globales—, dijo a la agencia AP que la COP27 debe “capturar la voz y las necesidades de las naciones más vulnerables al clima y brindar justicia climática”.

Este grupo negocia, como bloque, para que en la cumbre del clima de Egipto se establezca una instancia financiera que pague a las naciones que “ya enfrentan los efectos del cambio climático”.

Dinamarca, hasta el momento, es el primer país de todas las partes que conforman la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en ofrecer financiamiento relacionado con pérdidas y daños. La duda es si en la COP27 más naciones se sumarán o seguirán en la omisión.

La crisis del clima ya impacta negativamente y de forma desproporcionada a países y poblaciones pobres, a ello deben sumarse afectaciones por la pandemia de covid-19, la escasez de alimentos, el conflicto entre Rusia y Ucrania —con las problemáticas que conlleva, como la crisis de combustibles y precios altos— e inflación, entre otros factores.

Datos del Banco Mundial indican que, debido al cambio climático, el rango de personas que caen en pobreza está entre 32 millones y 132 millones.

Para América Latina y el Caribe, la previsión es un aumento de hasta 300% en la pobreza extrema para 2030, sí, vinculada a los impactos de la crisis del clima.

Como lo dijo el secretario general de la ONU, António Guterres, abordar adecuadamente el daño que ya está haciendo el cambio climático es un “imperativo moral que no puede ser ignorado”.

Escribe: Lorena Rivera / Excélsior 

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