Construyamos una nueva era de Equidad.
Las mujeres nos seguiremos reconstruyendo y en el camino, cada vez estamos menos solas.
Reflexionar sobre los casos de violencia contra la mujer es un deber. Es poner atención en un punto que antes pasaba desapercibido y permitía que muchas mujeres quedaran sometidas a la discriminación.
Aceptábamos y de cierta manera permitimos un lenguaje sexista que poco a poco hemos ido borrando gracias a la lucha de muchas mujeres que han alzado la voz y marcado una agenda que ha hecho eco en las cámaras legislativas y los gobiernos. Gracias a esto hemos logrado quebrantar las decisiones de unos cuantos, creando leyes a favor de todas.
Esta situación de discriminación y violencia contra la mujer es generalizada, se da en todos los ámbitos, incluso en la política, donde quienes hemos contendido para un puesto de elección popular, sin excepción, hemos pasado por una situación de rechazo.
Y es lamentable que no se trate de hechos aislados, pues la cosificación de la presencia de la mujer en las posiciones de poder, es una constante que incluso nosotras mismas hemos asumido de manera errónea.
Pero el mayor problema viene cuando no denunciamos de manera pública estos posicionamientos, al omitirlos estamos actuando impunemente, y es justo este momento en el que se marca la diferencia entre rechazar o aceptar la violencia.
A lo largo de la historia se ha utilizado el mismo mecanismo para intentar normalizar la violencia de género, deshumanizando, resquebrajando y esparciendo el odio y la cerrazón. Es un patrón preestablecido y aprendido, incluso, desde antes de que fueran reconocidos los derechos de las mujeres a votar y ser votadas; es una forma de aceptación respecto a un privilegio personal por encima de cualquier derecho humano.
Y aunque se haya avanzado en esta lucha, aún debemos lidiar con que el tema de equidad sea utilizado a favor de un Interés particular y tradicional de poder, como el de cumplir con una cuota sólo por la expectativa de la representatividad, sin embargo, esto lo único que provoca es que limita las políticas orientadas a los derechos de las mujeres y nos da siempre una imagen pública erosionada.
Es indispensable y prioritario poner estos temas en las agendas políticas para avanzar, así como ya ha ocurrido en días recientes con la aprobación del INE del Protocolo de atención a víctimas, con lo que se da certeza jurídica y se evitan interpretaciones que ponen en riesgo los avances que se han logrado respecto a la sensibilización de los enfoques de género.
Las mujeres nos seguiremos reconstruyendo y en el camino, cada vez estamos menos solas. No debemos olvidar que las leyes no se hacen a modo y que los avances logrados son para edificar nuestros cimientos, no para construir sobre pantanos. Desde la política sólo cabe actuar con honestidad, convicción y responsabilidad siempre en favor del bien común y el desarrollo integral de todas y todos.
Carmen Lilia Canturosas Villarreal
Es alcaldesa de Nuevo Laredo, Tamaulipas considerada como la “Capital Aduanera de Latinoamérica” por su liderazgo comercial y logístico.
Desde muy pequeña se interesó en la política, ya que era una activa seguidora de su padre Carlos Enrique Cantú Rosas, primer presidente de oposición de la ciudad y fundador del Partido Auténtico de la Revolución Mexicana, junto a Cuauhtémoc Cárdenas.
Ha sido regidora, diputada local; además es abogada de profesión, se desempeña como notario público en el estado de Tamaulipas y además es Agente Aduanal Suplente.
En lo personal se ha convertido en una promotora de la justicia social en favor de las mujeres, la equidad y eliminación de la violencia de género.
Por: Carmen Lilia Canturosas
Gobierno de Nuevo Laredo