LO CLARO. De vital importancia es la seguridad de la integridad física. Cualquiera que sea la actividad en el entorno social, el observar prácticas de protección civil debe ser atendido como un elemento indispensable en la agenda.
La Universidad Autónoma de Tamaulipas desarrolla como parte esencial de sus actividades la promoción y la instauración de brigadas capacitadas dentro de su infraestructura física.
Protocolos, procedimientos, guías de activación en caso de siniestros, accidentes, percances que pongan en peligro la vida de estudiantes, docentes o cualquier ser humano en sus instalaciones, son acciones que demandan un continuo trabajo de equipo por parte de quienes lideran esta institución y que a su vez envían un mensaje a la comunidad para que todos consideren el adaptar nuestro entorno a la cultura de la prevención.
LO CLAROSCURO. No existe una noticia en cualquier plano conocido, que siendo una buena nueva, no tenga por lo menos una opinión en contrario.
Somos la raza humana un conglomerado experto en encontrar las razones (y sus variantes) de por qué las cosas no funcionarán.
Es decir. Si existe la posibilidad de que encabece un régimen de gobierno –y esto no es privativo de México- con buenos augurios, los testaferros ocultos en las redes sociales o disfrazadas de ‘la verdad’, darán cuenta de por qué va a fracasar el modelo entrante.
Evitaremos por obvias razones, ponerle ‘color partidista’ a lo que hoy compartimos.
Trump, en su oportunidad de comandar a uno de los países más poderosos del mundo, intentó un golpe de timón dejando de lado el intervencionismo y armamentismo como forma de riqueza de su país, a pesar de ser el principal motor por el que globalmente es temido.
Sus razones eran mejores, pero sus malquerientes eran más.
Pero la razón de hoy apunta hacia otros derroteros.
COVID, inflación, dependencia de otras naciones, señalaban que la economía mexicana no sólo continuaría su espiral inflacionaria y su estrepitosa caída con la sujeción a los pocos ingresos que sustentarían la economía nacional.
Los ingresos por concepto de remesas, seguían apuntando a ser el mejor puntal cuando la migración de capitales auguraba la catástrofe económica nacional.
Así que, con poca inversión pública en infraestructura y con pocos recursos estatales para ayudar a dinamizar la economía, el panorama pandémico no inspiraría mejoría en el corto plazo para las familias mexicanas.
Pero resulta –esto no es obra de un gobierno ni de una persona- que existen muchos indicadores que permiten vislumbrar opciones de desarrollo y crecimiento y que quizá valdría la pena enfatizarles.
Más allá del mercado de los hidrocarburos y de la mano de obra especializada en sector transporte (México lidera en Latinoamérica la mano de obra armadora de vehículos y de motores de aviones), uno de los pilares de impulso a las economías es el sector de la construcción de vivienda.
Emulando al vecino país del norte, donde las especulaciones económicas giran en torno en primer lugar a la industria armamentista y enseguida al llamado Real State o negocio inmobiliario.
En éste, nuestro país, quizá la única arma sea la credencial del INE (más en tiempos de elección). Y seguido del impulsor de crecimiento en cada rincón del país; el sector de la construcción.
Fuentes consultadas señalan que el dinamismo de la construcción le permite contribuir con algo así como el 40% del PIB a la riqueza anual. Donde la construcción de vivienda es un platillo más que suculento y nada despreciable.
De los 130 millones de mexicanos que poblamos el territorio, existe un déficit hoy de al menos 8 millones de viviendas para igual número de familias.
Las razones son muy variadas, donde la historia nos sustentaba que era imposible en el pasado acceder a un crédito de construcción habitacional (FOVISSSTE, INFONAVIT, etc.).
Lo que cambió visiblemente para hacer accesible y casi inmediato el trámite inmobiliario para obtener un patrimonio de esta naturaleza.
Sin embargo el miedo al compromiso, la comodidad de continuar al tibio cobijo de abuelos y padres para cohabitar en un espacio reducido, son algunos de los muchos factores que inhiben el despunte de este sector.
Para los inversionistas inmobiliarios, 8 millones de viviendas significan un enorme filón que a su vez genera empleos, provoca derrama en consumos directos e indirectos y promueve riqueza interna. Además de plusvalía en las ciudades.
Este es sólo un botón de muestra de que la riqueza sí se encuentra en muchos lados y no necesariamente depende de los que nos gobiernan.
¿Datos duros? 11.1 del PIB nacional le significa el mercado inmobiliario a la cuenta corriente del país. Se han colocado para el cierre de 2021, 8 mil millones de pesos en créditos a la vivienda y 6 mil millones en captación. Se ha anunciado el fortalecimiento a la institución (INFONAVIT) en apoyo a la disponibilidad de recursos de los cuentahabientes.
El impulso a la vivienda será un buen detonante –dentro de muchos más-, a pesar de los malos augurios.
COLOFÓN: Falta completar el único detalle… esos pequeñuelos de la generación de cristal, requieren ser convencidos de tomar el compromiso de crear su propio patrimonio.
Los que recibimos vivienda familiar con grietas sobre grietas de los primeros ensayos de INFONA, deberemos estar atentos al grado de frustración de la nueva clase etaria al primer cerrón de puerta de sus nuevas moradas con caída de yeso y recámaras reducidas a la mínima expresión. El regreso al seno materno, podría ser inminente…
Escribe: Alejandro de Anda