Opinión

Los gringos, las vacunas y nosotros.

Indignados al punto de que se les atora la quinoa en la garganta. Pletóricos de buenismo. Con las bocas llenas de amor justiciero por los pobres del mundo. Así andan dos que tres, porque a los gringos les ha dado por vacunar de manera muy libre, sin casi requisitos, a todo aquel que se ponga en la fila, siempre que la fila esté en territorio estadounidense. Pinches yanquis. Les sobran vacunas porque las acapararon, vienen a decirnos.

Con la cantidad de países depauperados que andan sin inmunidad. Elitistas. Clasistas. Porque sí, invitan a la humanidad a vacunarse, pero sólo a la humanidad que puede pagarse el viaje. A los fifís, pues.

Híjole. Me hago cargo de que la superioridad moral es sabrosísima y no es que quiera arruinarle la fiesta a nadie, pero van algunas observaciones:

La primera es que los gringos no acapararon las vacunas: las inventaron, las produjeron y las distribuyeron muy eficazmente. Así han logrado vacunar a 90 millones 100 mil de personas. Entre esas personas están, por ejemplo, los inmigrantes sin papeles que se van a ganarse la vida por allá.

Porque de eso se trataba: de que nadie se quedara sin vacuna. De ahí, en principio, la flexibilidad de que decidieron beneficiarse tantos mexicanos que se fueron a inmunizar.

¿Cómo lograron vacunar tanto y tan rápido? Primero, con una sana confianza en el capitalismo. Sí: Pfizer, Moderna y Janssen son farmacéuticas privadas. Pero también lo consiguieron porque sus criterios de inversión pública funcionan.

Moderna recibió más de 900 millones de dólares para desarrollar su vacuna. Para desarrollar la Patria, el gobierno federal invirtió 150 millones… de pesos. Ya sé que no somos tan prósperos como los estadounidenses. Pero si piensas –va de nuevo, lo siento– que esos mismos 150 son los que recibió Epigmenio como préstamo, o mucho menos de lo que le meten al beis…

Otra cosa que hicieron los estadounidenses: no mentir sobre la disponibilidad de dosis. Lo que les permite ahorrar tiempo: no hay que mandar a tres secretarios y un mariachi a recibir, propagandísticamente, cada lotecito que aterriza. Tampoco pierden tiempo usando las vacunas para promover la imagen del jefe del Ejecutivo. Ya saben: “Ahora, una porra al señor presidente Biden. Chiquiti bum…” Ya que estamos, tampoco le dieron poder de decisión sobre algo tan importante a un personaje como López-Gatell.

Otro apunte: los vuelos llenos de mexicanos que se van a hacer turismo de salud no están llenos de ricos. Noup: son las clases medias, incluidos trabajadores de salud del sector privado, que hacen un esfuerzo grande para ponerse a salvo, ya que su gobierno anda en otras cosas.

Traigo a colación estos detallitos porque seguro, amigues, que son ustedes personas muy ocupadas, y seguro que quieren apuntar la artillería crítica a donde de veras urge.

Por: Julio Patán / El Heraldo de México

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