Opinión

Industria en problemas.

Todavía nadie sabe si estamos entrando en recesión o no, pero es claro que hay una fuerte desaceleración de las manufacturas.

Se publicó el viernes el dato de actividad industrial para el mes de marzo. Como en ocasiones anteriores, alguno de los tres sectores minoritarios tuvo un crecimiento “atípico”. Le ocurrió a construcción en diciembre, a minería en febrero, y ahora a electricidad. En los tres casos, no parece ser realmente “crecimiento”, sino un dato atípico.

En diciembre, construcción reportó un nivel de 94.1 unidades (se mide con respecto a 2013, cuando el índice vale cien). Fue un gran salto contra los tres meses previos, que promediaron apenas un poco más de 90 unidades, pero rápidamente desapareció, porque los siguientes tres meses, el índice ha estado en 92.5 puntos. Este gran salto responde a sólo uno de los sectores que conforman la construcción: “trabajos especializados”, que en diciembre reportó 154 unidades, frente a 140 de los meses previos, y 139 de los meses siguientes. Ese sector corresponde a mantenimiento, principalmente. A todo mundo le dio por dedicar diciembre a tapar goteras y dar una mano de gato a las paredes.

En enero, minería reportó 74.8 unidades, que es más o menos el nivel que ha mantenido en los últimos dos años, que ha sido de 74.4, para 2021 y 2022. En febrero, sin embargo, el dato fue de 78.3, un salto impresionante, que desapareció en marzo, cuando el indicador regresó a 75.5. Considerando el comportamiento de los dos años pasados, y la producción de petróleo (de la que depende más de 80 por ciento del índice), creo que terminaremos alrededor de 74.5. Pero ese dato de febrero sirvió para ocultar que manufacturas ya traía una contracción mes a mes.

Ahora en marzo, lo que crece es electricidad, que lleva tres meses a muy buen ritmo. El dato del mes es 97.2 unidades, que es mejor que cualquier mes desde enero de 2021. El detalle está en que, antes de ese mes, el indicador superaba 110 unidades. Es más, en 2018 y 2019, el indicador estuvo en 118 y 117 puntos, respectivamente. Ya mostraba los efectos de las malas decisiones de política económica, pero la catástrofe energética apenas empezaba. Frente a 2018, el primer trimestre de 2023 reporta una contracción de -18.1 por ciento en electricidad, gas y agua. Si sólo consideramos electricidad, la contracción casi llega a -23 por ciento.

Los indicadores mencionados: minería; electricidad, gas y agua, y construcción, representan la mitad de la industria. La otra mitad es manufacturas. Ésta forma parte de la industria manufacturera norteamericana, porque ya no es propiamente una industria nacional, sino integrada regionalmente. En los últimos años (desde 2014), nuestras manufacturas crecieron más que las estadounidenses, me parece que gracias al ajuste cambiario (depreciación) que sufrimos justo en esos años. Eso nos da un colchón en la caída.

En el tercer trimestre de 2022, nuestras manufacturas crecieron a 7 por ciento, frente a menos de 3 por ciento en Estados Unidos. Para el último trimestre, era 4.5 por ciento frente a menos de 1 por ciento. En este primero de 2023, todavía traemos 2.4% frente a prácticamente cero. Eso es en comparación anual, pero mes a mes, hemos tenido contracciones en agosto, septiembre, noviembre, febrero y marzo. En los últimos datos, nuestra industria manufacturera cae más rápido, comparando con el mes previo, que la de Estados Unidos.

Todavía nadie sabe si estamos entrando en recesión o no, pero es claro que hay una fuerte desaceleración de las manufacturas. Para México, eso implica una desaceleración de la industria completa, porque los otros tres componentes, como vimos, están en niveles deplorables. En este contexto económico, la guerra que trae el presidente con la Corte y con Biden no parece ser la mejor estrategia. A ver cómo se pone.

Escribe: Macario Schettino / El Financiero

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