Opinión

El gran fiasco del caso Cienfuegos y sus consecuencias.

Fue políticamente muy arriesgada la decisión de dar a conocer el documento entregado por el Departamento de Justicia al gobierno mexicano, a propósito de la investigación que en Estados Unidos se siguió contra el general Salvador Cienfuegos Zepeda.

Sin embargo, habría sido políticamente peor para el presidente Andrés Manuel López Obrador no haberlo hecho.

Cabe suponer que ese documento de más de 750 páginas no comprende toda la investigación de los fiscales de Nueva York. También cabe la posibilidad de que el texto compartido ayer por la secretaría de Relaciones Exteriores haya sido editado.

De confirmarse alguna de estas dos hipótesis no será fácil que el resto de la evidencia vaya a permanecer mucho tiempo guardada.

Mientras eso ocurre, la lectura cuidadosa del documento no permite concluir que Salvador Cienfuegos sea la persona mencionada en las comunicaciones Black Berry interceptadas a la organización encabezada por Patrón Sánchez, alias El H2. En concreto, lleva a poner en duda que las identidades de El padrino y Zepeda correspondan a la misma persona.

A pesar de ello, la comunicación que Timothy J. Shea, a nombre del Departamento de Justicia envió al canciller Marcelo Ebrard refiere evidencia para suponer que ambos alias aluden al ex secretario de la Defensa Nacional.

Esta afirmación puede refutarse a partir de las mismas transcripciones enviadas por Shea. El 24 de noviembre de 2016 Patrón Sánchez recibió un mensaje de uno de sus subalternos, probablemente Daniel Silva Garate, alias El H9, donde claramente dice “el padrino no es el que nos escribe.”

Esto quiere decir que ambos sabían que el individuo que aparece como Zepeda no sería El padrino, sino otra persona. La pésima ortografía del tal Zepeda, los temas que este sujeto habría abordado y, sobre todo, el tono de las conversaciones, hacen inverosímil que el ex secretario de la Defensa haya sido ese mismo sujeto.

Del material relacionado podría, en todo caso, suponerse que el tal Zepeda es un enviado de El padrino para comunicarse con Patrón Sánchez y sus secuaces.

Ese mismo día ambos proporcionaron información más precisa a propósito de la identidad de El Padrino, cuando infirieron que la esposa de este personaje sería, presuntamente, hermana de Quirino Ordaz Coppel, el gobernador de Sinaloa.

Es dato público que la cónyuge del General Cienfuegos es la señora Bertha Lucía Gutiérrez y también lo es que no está emparentada con el ejecutivo sinaloense.

Las mismas transcripciones refieren que El Padrino sería un militar retirado cuya descripción física no corresponde a la del ex secretario.

¿Cómo es posible que el Departamento de Justicia de Estados Unidos, en su nivel más alto, haya inferido una relación entre las identidades de Zepeda, El Padrino, y el General Cienfuegos, sin atender a las pruebas en posesión suya?

Ahora bien, la evidencia referida aporta líneas de investigación que no deberían haberse desechado por la Fiscalía General de la República (FGR) y tampoco, en el futuro, por el Departamento de Justicia.

En distintos momentos las transcripciones refieren que El Padrino tendría línea directa con Cienfuegos. Tanto Patrón Sánchez como Silva Garate mencionan en varias ocasiones el apoyo recibido por un alto funcionario del gobierno mexicano vinculado al Ejército. El rosario de frases clave de ese documento no debe pasar desapercibido:

“Eso no cualquiera lo hace. Tiene poder el que mandó a hacer eso, y es de arriba”. “El padrino me ayudó al cien”. “Lo que sí sé es que estamos protegidos, más no se si por Cienfuegos”. “El Padrino va por El Mencho”. “Estamos yendo hacia la secretaría de la Defensa Nacional”. “Son altos funcionarios del gobierno”.

También es relevante la información verificable sobre el apoyo que la organización de Patrón Sánchez obtuvo para sacar a sus competidores del territorio de Nayarit donde él operaba.

El H2 afirma haber recibido información de inteligencia militar que le permitió operar con ventaja. También presumiblemente contó con apoyo para eludir operativos militares y policiacos, así como para prevenirse frente a la acción de la Procuraduría General de la República.

De acuerdo con estas mismas transcripciones el apoyo recibido incluyó oportunidades para crecer el radio de influencia de la organización hacia el Estado de México y CdMx.

Una hebra que merecería particular atención es el atentado preparado en contra de un sujeto de nombre Felipe Guzmán Guzmán, supuesto informante de la DEA, quien habría sido atacado por integrantes de esta red criminal en agosto de 2016 y al que luego, intentaron asesinar dentro del nosocomio donde se encontraba hospitalizado.

En resumen, si bien la evidencia que hizo público el gobierno mexicano el día de ayer no conduce a suponer que el General Salvador Cienfuegos tuvo relación directa con Patrón Sánchez, en esas transcripciones sí hay pruebas abundantes de que su organización criminal habría recibido apoyo importante de distintos funcionarios de altísimo nivel, en los ámbitos federal y estatal.

Cabe la posibilidad también, que un militar retirado, al que apodaban El Padrino, haya sido vector entre Salvador Cienfuegos y esta organización, pero el documento del Departamento de Justicia no ofrece pruebas contundentes al respecto.

Después de dar a conocer abiertamente esta evidencia, sería políticamente inaceptable dar carpetazo al asunto. Una cosa es que la FGR no haya encontrado elementos para proceder en México contra Cienfuegos y otra muy distinta que la investigación respecto a la protección que recibió Patrón Sánchez, entre 2015 y 2016, deba ser desechada.
Por: Ricardo Raphael 

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