One Planet, bla bla bla vs. escepticismo.
Lograr el equilibrio del planeta pasa, primero, por preservar y respetar la naturaleza y, luego, restaurarla, porque, de lo contrario, las crisis derivadas del acelerado deterioro llevarán al colapso total de los sistemas que sostienen a la humanidad y demás seres vivos.
La sexta extinción masiva galopa sin freno. La Universidad de Stanford calcula que en 20 años podrían desaparecer más de 500 especies de vertebrados terrestres y es más rápido de lo que se pensaba. Y ello se debe no a un proceso natural, sino al impacto humano. Cientos de especies son vulnerables y otras están al filo de la extinción a un ritmo sin precedentes.
Cada ser vivo que habita el planeta, por microscópico que sea, tiene una función insustituible. Por ello, salvaguardar ecosistemas y biodiversidad debe ser, más allá de las promesas de siempre, un hecho contundente, sin precedente y sin demora. Porque el impacto humano es culpable de todas las calamidades, como la crisis climática y la pandemia de covid-19.
Ayer, por cuarto año consecutivo, se llevó a cabo la cumbre One Planet organizada por el gobierno de Francia con el apoyo de Naciones Unidas y el Banco Mundial, donde líderes de gobiernos, empresas y ONG se dieron cita en una sesión de un solo día entre ponencias presenciales como virtuales.
En el Palacio del Elíseo, en París, cuatro temas clave se abordaron: 1) protección de ecosistemas terrestres y marinos; 2) promoción de la agroecología; 3) impulso al financiamiento para proteger la biodiversidad, 4) e identificación de vínculos entre la deforestación y la salud de humanos y animales.
Temas que han estado presentes durante años en muchas otras reuniones de alto nivel y que, en los hechos, pocos resultados se han visto. Y si cobran relevancia en esta ocasión es porque la pandemia de covid-19 y la crisis climática están como telón de fondo.
El secretario general de la ONU, António Guterres, una vez más, lanzó el llamado de reconciliar a la humanidad con la naturaleza y urgió a alcanzar emisiones netas de carbono cero para 2050, así como la importancia de un financiamiento adecuado para adaptarse a los impactos de la crisis climática.
Si bien el presidente francés Emmanuel Macron se ha desdibujado en el liderazgo climático, su retórica no ha perdido el toque. Dijo que todas las vulnerabilidades están interrelacionadas, pues la presión ejercida de las actividades humanas sobre la naturaleza aumenta las desigualdades y amenaza la salud y la seguridad, “podemos cambiar la historia si decidimos hacerlo”.
En esta cumbre destacó el compromiso de la Coalición de Alta Ambición por la Naturaleza y las Personas, conformada por más de 50 países —incluido México—, comprometida a proteger el 30% de los ecosistemas terrestres y marinos del planeta para 2030. Es decir, tiene como objetivo frenar la extinción de especies a la par que se abordan los problemas de la crisis climática.
También quedó comprometido el financiamiento de 6.5 mil millones de dólares durante cinco años para la Gran Muralla Verde de África, una de las soluciones basadas en la naturaleza más prometedoras del planeta.
Se trata de un sistema de defensa ambiental para África que va de Senegal a Yibuti con el objetivo de frenar el avance de la desertificación y la degradación. Así, se plantarán árboles y vegetación en un territorio de ocho mil km de largo por 15 km de ancho en todo el Sahara y el Sahel para restaurar las tierras degradadas y ayudar a los habitantes de la región a producir alimentos adecuados, generar trabajo y promover la paz.
Si soluciones basadas en la naturaleza como ésta, ya sea a gran o menor escala, se replicaran en otras regiones, las naciones podrían fortalecer sus economías, generar resiliencia a la par de preservar ecosistemas y biodiversidad, porque de ello depende no sólo fortalecer la seguridad alimentaria o mitigar los impactos del cambio climático, sino también poner freno a futuras pandemias y eso es urgente, porque alrededor del 60% de los ecosistemas del mundo están degradados.
Los retos son monumentales y requieren de verdaderas acciones.
Y para la activista climática juvenil, Greta Thunberg, One Planet Summit se trató de una reunión más de “bla bla bla”, como lo dejó ver en su cuenta de Twitter.
“En vivo desde #OnePlanetSummit en París: Bla bla naturaleza/ Bla bla importante/ Bla bla ambicioso/ Bla bla inversiones verdes/ Bla bla gran oportunidad/ Bla bla crecimiento verde/ Bla bla cero neto/ Bla bla esperanza/ Bla bla bla…*garantiza décadas de mayor destrucción”.
Ahí están los buenos deseos de la política y el natural escepticismo de la juventud.
Por: Lorena Rivera