El presidente electo Joe Biden presentó este jueves a Merrick Garland como su elección para fiscal general de Estados Unidos; aseguró que recurrió a un juez experimentado para restaurar el estado de derecho y terminar con cuatro años de anarquía bajo el presidente Donald Trump.
“Los últimos cuatro años hemos tenido un presidente que ha dejado claro su desprecio por nuestra democracia, nuestra Constitución, el estado de derecho en todo lo que ha hecho”, declaró Biden, prometiendo un cambio dramático de rumbo en su administración. “Más que nada, necesitamos restaurar el honor, la integridad, la independencia del Departamento de Justicia que ha sido tan dañado”, aseveró.
Si es confirmado por el Senado, Garland asumirá el cargo de principal funcionario policial de la nación en un momento crítico para el país y la agencia. Heredaría desafíos inmediatos relacionados con los derechos civiles, una investigación fiscal criminal en curso sobre el hijo de Biden, y llamadas de muchos demócratas para llevar a cabo investigaciones penales sobre Trump después de que deje el cargo.
Garland y otras tres personas que Biden ha elegido para puestos de liderazgo en el Departamento de Justicia se presentaron este jueves por la tarde en Wilmington, Delaware.
El equipo incluye a la asesora de seguridad nacional de la administración Obama, Lisa Monaco, como fiscal general adjunta, y la exjefa de derechos civiles del Departamento de Justicia, Vanita Gupta, como fiscal general adjunta. También nombró a una asistente del fiscal general de derechos civiles, Kristen Clarke, ahora presidenta del Comité de Abogados para los Derechos Civiles Bajo la Ley, un grupo de defensa.
Garland fue seleccionado entre otros finalistas, incluido el exsenador Doug Jones, demócrata de Alabama, y la exfiscal general adjunta Sally Yates.
También fue propuesto por Obama para un puesto en la Corte Suprema en 2016 luego de la muerte del juez Antonin Scalia, pero los republicanos se negaron a realizar audiencias de confirmación en el último año del mandato de Obama, argumentando que la persona elegida presidente ese otoño debería hacer la selección.
Antes de eso, había trabajado en la práctica privada, así como también como fiscal federal, un alto funcionario en la división criminal del Departamento de Justicia y como el principal asistente del fiscal general adjunto.
